Equipos de Trabajo = Delegación y Complementariedad

Equipos de Trabajo = Delegación y Complementariedad

Ninguna persona, por si misma, puede llevar adelante el complejo esfuerzo de desarrollar una organización. Aún los emprendedores más conspicuos y vitales llevan a cabo sus actividades con la ayuda de muchos otros, porque hay demasiado trabajo que hacer para que lo realicen ellos solos. Éste es el sencillo origen del por qué de “las organizaciones”. Todos necesitamos de los demás para llevar a cabo todo tipo de emprendimiento. Con este concepto primario de organización (de necesidades), surge el requerimiento de coordinar las acciones que allí se realizan en pos de las metas para generar resultados de equipo.

¿Quiénes ordenan y/o coordinan los esfuerzos?
Como ejemplo para abordar el tema, pocos saben que “detrás” del éxito de Walt Disney, estaba Roy Disney (su hermano) haciéndose cargo de los aspectos financieros que generaba el hermano creativo. Así trabajaron complementariamente y desarrollaron la extraordinaria empresa que todos conocemos. Éste es uno de los miles de ejemplos que seguramente cualquiera puede recordar si se dedica unos minutos a pensar en casos conocidos de este equilibrio necesario para el éxito. ¿En qué consiste entonces esa complementariedad? Básicamente tiene que ver con:

1. Reconocer con humildad las propias limitaciones.
En primer término hay que recurrir a la humildad que nos enseña el “que no se pueden lograr resultados exitosos si no es con la colaboración y complementación de otras personas”. Recién entonces, reconociendo esa necesidad de recurrir al otro, al semejante, se puede comenzar a pensar en lo que significa la Complementariedad Organizacional. Esta lleva implícita la necesidad de reconocer en otro, determinados valores por los cuales las partes adhieren y se reconocen, entre todos, como imprescindibles para lograr las metas.

2. Definir los Roles, Competencias y necesidades de cada uno.
Hay que reconocer, en cada una de las partes que conforman el grupo, las capacidades y conocimientos que poseen. Así es como, a partir de las capacidades y talentos personales, cada uno ocupará un Rol determinado. Todos se necesitan en la diversidad y cada uno cumple, a su vez, un rol estipulado.

Quienes hemos participado de un conjunto coral conocemos esto. El director tiene asignado el rol de dirigir y lograr la armonía del conjunto, y todos lo aceptamos en esa función, como él nos acepta a cada uno de nosotros. Por esa razón es que estamos allí (si así no fuera, él o nosotros no formaríamos parte del coro en cuestión). Las voces hacen su parte como el director aporta también lo suyo. Desde allí sabemos que “nos necesita, y que a su vez lo necesitamos”. Nos necesitamos desde la diversidad de capacidades y roles que cumplimos cada uno para integrar el conjunto.

3. Considerar la Complementariedad y Responsabilidad común por los logros.

Sabemos que delegar es el proceso por el que se encomienda y responsabiliza a un tercero por la realización de una tarea, cuya realización afecta los resultados del conjunto y donde quien delega, mantiene la responsabilidad por el resultado.

Lo que pocos admiten es que en la realidad sólo se delega: “lo que no se quiere hacer, lo que no se sabe hacer, o lo que uno no puede hacer”. Si bien esto suena horrible a los oídos ortodoxos, tiene que ver con la dinámica de la Complementariedad Organizacional en tanto las partes se complementen dinámicamente para obtener su mayor potencialidad y logren los objetivos. De esta manera el conjunto, ordenando su potencial de resolución, se organiza de acuerdo a las circunstancias que debe afrontar bajo la coordinación de un responsable.

Un acto de delegación inteligente está dado cuando cada una de las partes componentes asume, y/o le es delegada, una tarea para la que se ha preparado y tiene la suficiente capacidad de resolverla. Ésto se conecta con aquello de que: “sólo se delega lo que no se quiere, no se sabe, o no se puede hacer” si todo ello se lo relaciona con lo que cada una de las partes “debe hacer lo que mejor sabe hacer” para asegurar el éxito de la gestión. Las cosas no se hacen porque “hay que hacerlas”, se hacen porque, quien debe hacerlas está calificado para resolverlas. Así nace el concepto de equipo. De esta manera un equipo no es otra cosa que la consecuencia de la más fina complementariedad de la que es responsable quien conduce, quedando todos involucrados en los resultados (ver responsabilidad de los Liderantes en el post “Quiénes tiene el poder” del 24/06/2009.

4. Creer y tener confianza en cada una de las partes del conjunto.

Decía que Complementariedad es la característica de un conjunto en el que las partes se complementan dinámicamente para obtener su mayor potencialidad y así, coordinando su actividad, lograr los objetivos en equipo. Para que ello sea efectivamente posible, la condición es tener cabal conocimiento del real potencial del equipo. Allí es donde se sintetiza la simbiosis entre participantes y dirigente (Liderantes y Líder). El conocer cabalmente el potencial y adaptabilidad que posee cada una de las partes para lograr ciertos emprendimientos genera confianza y credibilidad para lograrlos.

De la misma manera que cada parte de un “rompecabezas” calza en el lugar justo, en el momento propicio, cada “parte” del equipo debe contribuir con sus habilidades, roles y conocimientos, coordinados para completar el armado y logro de las metas convenidas. Lo complejo de todo esto (también lo apasionante!) es que el éxito alcanzado en una oportunidad no garantiza el siguiente. Por eso la práctica del abandono sistemático de lo logrado, para generar nuevas oportunidades de progreso es un proceso constante. Y esto es la gestión de empresas!