Presiones Laborales: ¿cómo controlar el nivel de estrés?

Es necesario e importante contar con cierto grado de estrés y preocupación en nuestras vidas, pero en el acelerado mundo laboral actual, estas respuestas humanas a menudo se potencian, se salen de control y se vuelven tóxicas para nuestra productividad, nuestra tranquilidad mental y nuestra salud.

Preocupación tóxica Lo que resulta familiar y normal (una sensación de preocupación y ansiedad por las actividades diarias) puede estar provocando que usted o los miembros de su equipo no puedan alcanzar las metas personales y profesionales. Si no se lo controla, el estrés tóxico puede:

-Reducir la productividad. Cuando los empleados comienzan a cometer errores o a estar más lentos en el trabajo, se quedan en casa para evitar las situaciones laborales estresantes, o incluso renuncian con la esperanza de encontrar un puesto menos estresante en otro lugar, la productividad de su equipo o de la gente que supervisa se puede ver directamente afectada.

-Afectar la salud. Su cuerpo reacciona frente al stress del mismo modo en que lo haría ante cualquier situación física peligrosa, elevando la presión arterial y alertando a los sentidos. Esta respuesta lo protege y puede ser beneficiosa por un período breve; sin embargo, las tensiones, la preocupación o la ansiedad prolongadas pueden forzar a su cuerpo más allá de sus límites.

-Provocar una pérdida de energía. Las preocupaciones consumen su energía, dejándolo sin los recursos físicos, mentales o emocionales necesarios para realizar bien el trabajo. dañar sus relaciones. Si bien a menudo existen personalidades incompatibles en situaciones laborales que pueden llevar a conflictos interpersonales, el stress puede acentuar estos sentimientos negativos o agravar situaciones existentes, afectando el funcionamiento de todo el equipo.

La ecuación básica de la preocupación
¿Qué es lo que provoca esta preocupación tan nociva? Cuando uno se siente vulnerable frente a las amenazas que percibe en su mundo, y siente que tiene menos poder para controlarlo, el nivel de preocupación y ansiedad suele aumentar. Una sensación de mayor vulnerabilidad lo hace exagerar el peligro, de manera que un problema pequeño se transforma en una gran pesadilla. Por ejemplo, si un mes los costos directos de su departamento exceden el presupuesto, es posible que se imagine que el presupuesto de todo el año se verá plagado de costos no previstos.

Una sensación de menos poder hace que subestime u olvide el poder que tiene para combatir el peligro. Por ejemplo, al enfrentarse con el exceso de costos, es posible que olvide que tiene el poder de evaluar las causas del exceso y realizar ajustes para solucionar la situación en los meses posteriores.

La mayor preocupación le impide tomar decisiones racionales y medidas positivas para resolver los problemas.

Las cosas malas realmente pasan
Es cierto, no obstante, que las cosas malas realmente pasan y a veces, lo que parece una preocupación excesiva es en realidad adecuada para la situación.

Ejemplo: si su empresa es adquirida inesperadamente por otra, los temores de una reducción de personal pueden estar perfectamente justificados. O si usted es un empresario que se enfrenta a una disminución de flujo de fondos y sabe que el banco podría cortar repentinamente su línea de crédito, es posible que sienta un temor justificado.

En estas situaciones, el "trabajo de la preocupación", o una preocupación benigna, pueden otorgarle la energía necesaria para enfrentar los problemas. Lo importante es conocer la diferencia entre una preocupación saludable que lo protege y puede ayudarlo y una nociva que puede hacerle daño.
Manejar las preocupaciones
Aprenda a diferenciar el estrés positivo de la preocupación tóxica. El estrés positivo puede darle la energía necesaria para realizar un trabajo. La preocupación tóxica sólo lo hunde, y hace dificultosa hasta la tarea más sencilla. Coteje con la realidad. Evalúe si su preocupación tiene una base real.

La preocupación tóxica puede distorsionar la realidad. Verifique y asegúrese de que la situación es tan mala como parece serlo.

Aun cuando exista un problema real, puede llegar a haber una solución más simple de lo que usted cree. Hable con amigos o colegas en quienes confíe. Ellos pueden ayudarlo a ver las cosas de modo diferente. Póngase en contacto con aquellos que usted sabe que le darán confianza, no con aquellos que puedan aumentar sus preocupaciones. Encare una acción positiva para corregir el problema. No sea una víctima de la preocupación y el estrés. Amargarse con el problema no lo llevará a ningún sitio.

Solucione el problema si puede y, si no, haga del problema algo más manejable realizando pequeños cambios correctivos. Obtenga ayuda de las fuentes correctas: aquellas personas que tienen la información que usted necesita. Muchas veces usted no tiene la información o las herramientas necesarias para encarar un problema. En lugar de preocuparse, tome el control solicitando la ayuda que necesita.

Cuide su cuerpo.Haga ejercicio diariamente, coma alimentos sanos, y duerma lo suficiente. La preocupación y el estrés son un gran esfuerzo para el cuerpo. Cuidarse físicamente no sólo reduce los niveles de tensión con los que el cuerpo está trabajando, ¡sino que además le da más energía para encarar el problema en sí! Relájese cuándo y dónde pueda. Ponga en práctica técnicas de relajación donde sea que comience a sentir los primeros signos de tensión, preocupación, o estrés. Si bien los ejercicios rápidos son útiles, encuentre el momento y el lugar para realizar una relajación más extensa y más meditativa, más beneficiosa en el largo plazo.

Deje que la preocupación se vaya. Si no hay nada que pueda hacer en relación a un problema (o nada más, si usted ya trabajó en ello), entonces debe dejar que la preocupación se vaya. Elimínela, y comience un nuevo proyecto, lea un libro diferente, recorra otro camino.

Autor: Edward M. Hallowell - Infobae Profesional

Para Harvard ManageMentor® PLUS
El Dr. Hallowell es instructor en la Escuela de Medicina de Harvard y es director del Hallowell Center for Cognitive and Emotional Health, de Concord, Massachussets. Es un experto en preocupación y stress, sus causas y su cura, y pone énfasis en identificar y disminuir el stress y la preocupación tóxica o nociva en el lugar de trabajo actual.