¿Por qué las empresas deben pensar en las familias?

¿Por qué las empresas deben pensar en las familias?

Tanto el trabajo como la familia requieren tiempo y energía, y sus demandas –a veces contrapuestas- varían en función del tiempo que cada ámbito requiere en cada momento: temporadas más o menos intensas de trabajo, ciclos de vida muy unidos al compromiso con la familia, etapas de la trayectoria profesional más o menos demandantes, acontecimientos familiares inesperados, etc.

Para la persona, la posibilidad de flexibilizar el ámbito laboral representa no sólo tener más tiempo para dedicarse a su familia, sino también poder elegir una mejor calidad de vida. Por otra parte, en muchos sectores y empleos, el tiempo y la presencia física ya no son criterios relevantes para la evaluación y la remuneración. Lo son los objetivos y los resultados. Por tanto, los horarios estrictos y controles de horas trabajadas se han ido sustituyendo por horarios flexibles, autocontrol y evaluación basada en objetivos. Es así como la delimitación entre trabajo y familia puede hacerse más flexible para adaptar el trabajo a las exigencias de la familia.

La flexibilidad del trabajo no es sólo un beneficio para los empleados, es una asociación estratégica entre empleados y empleadores. Las empresas son cada vez más conscientes de que el equilibrio personal repercute en el rendimiento y en la productividad. En un contexto competitivo como el actual, retener en base al salario, tal como tradicionalmente se ha venido considerando, ya no es suficiente ni sostenible. Hay que abordar el paquete de compensación considerando la parte del salario emocional, aquel que viene a facilitar que las personas puedan dar satisfacción a sus necesidades trascendentes. Un factor clave del salario emocional es la conciliación trabajo – familia. Es por esto que hoy el concepto de Empresas Familiarmente Responsables (EFR) es clave.

Este modelo ha sido acuñado por la Dra. Nuria Chinchilla, Profesora del IESE Business School de la Universidad de Navarra, y propone que las organizaciones contemplen en su estrategia a la familia del empleado como un grupo de interés para la empresa. Esto se traduce en una serie de prácticas y políticas que facilitan la conciliación trabajo – familia de los colaboradores y que permite, además de cumplir con la legislación vigente y en muchos casos ir más allá de ella, favorecer el rendimiento y motivación de los empleados. Algunos estudios muestran que hay una relación fuerte entre la presencia de una cultura familiarmente responsable y el desempeño en la empresa medido en términos de calidad, innovación y crecimiento de ventas. Otros indicadores importantes son la reducción de ausentismo visible o encubierto, menores niveles de rotación, reducción de problemas de salud y bajas por estrés, etc.

Con este cambio cultural saldrán ganando no sólo las personas y sus familias sino también las empresas y la sociedad toda porque apostar por este tema implica mejorar ni más ni menos que la ecología humana.

Autora: Dra. Patricia Debeljuh. Directora Ejecutiva del “Centro Standard Bank Conciliación Familia y Empresa”, IAE Business School – Universidad Austral