CALIDAD EDUCATIVA

CALIDAD EDUCATIVA

CALIDAD EDUCATIVA, ¿en pandemia?
Primera parte


Se sabe que el concepto de calidad es relativo y dinámico sobre el que hay diferentes posturas, pero que hace referencia a que partimos desde donde estamos para ir hacia donde deseamos y nos proponemos, en un proceso continuo de mejoramiento. Para mejorar resultados es preciso mejorar el proceso que los constituyó. La Filosofía de la Calidad se centra en los procesos, por lo tanto, es necesario identificar y comprender qué procesos se dan al interior de la institución y qué mejoras se pueden introducir. Se parte de un diagnóstico de situación reconocido por todos más el diseño de posibles estrategias para abordar las dificultades y la planificación colectiva de las mismas.

La búsqueda de mejorar en forma permanente debe ser la tarea de toda escuela. Debe convertirse en un modo de trabajo institucional, lográndose así cumplir con el denominado Ciclo de la Calidad: analizar, detectar, planificar, poner en marcha, monitorear y ajustar, continuar trabajando, revisar y evaluar, institucionalizar los cambios y … nuevamente volver a iniciar el ciclo.

La capacidad de análisis crítico, de autocrítica, de apertura y flexibilidad son cuestiones necesarias para el desarrollo de todo proceso de mejoramiento de la calidad, pero también, se debe advertir que, en el mismo proceso, valores y actitudes de apertura, intercambio, solidaridad, respeto deben caracterizar las relaciones dentro de la escuela. A esto debe sumarse que la escuela abra sus puertas y trabaje con los miembros de su comunidad, estableciendo alianzas entre educadores, instituciones sociales y padres.

La mejora escolar es un proceso de esfuerzo sostenido en el tiempo, para cambiar las condiciones del aprendizaje; repensar los roles y funciones de cada uno de los integrantes de los distintos niveles de la estructura escolar. El mejoramiento será diferente en cada escuela que, en forma libre y autónoma, instale una cultura de evaluación permanente sobre sus prácticas para poder ajustarlas, capitalizar el error y planificar institucionalmente nuevas estrategias con metas a corto, mediano y largo plazo.

 Pozner dice que se debe “refundar” el sentido social de la institución educativa, con equipos profesionales capaces de impulsar y suscitar centros educativos integrados alrededor del desafío de adecuar su organización y sus procesos pedagógicos a la producción de una vida escolar de calidad para poder producir resultados de aprendizajes de calidad.

Jácome (2012) plantea que el diálogo, en el marco de la filosofía de la calidad, es un diálogo entre los involucrados en el proceso educativo. Este diálogo sólo puede fundarse en una mutua y respetuosa escucha, en el intercambio serio de quien aprende de las miradas de los otros… En esto la escuela tiene la responsabilidad indelegable de crear espacios, mecanismos y funcionamientos que favorezcan este diálogo constructivo necesario para el desarrollo de la tarea educativa desde una concepción democrática. Las escuelas deben empezar a pensarse a sí mismas, para crear condiciones y procesos que contribuyan a conformar cada institución como un espacio organizado para la formulación, desarrollo y evaluación de proyectos educativos innovadores. Siguiendo a Jácome, ella resalta el tema de “la gestión de la calidad como parte de un proceso de cambio institucional, y advertir su complejidad y sus implicancias”; “repensar la institución escolar desde la gestión centrada en la búsqueda de la calidad como camino viable para mejorar las escuelas”.

La construcción de la calidad educativa es un compromiso de los adultos, y especialmente, de los profesionales de la educación. Somos nosotros desde el lugar que ocupemos, los que brindamos calidad educativa a nuestros alumnos, ya sea en el aula, en el patio, en la galería, en la sala de maestro y/o profesores, en la secretaría, dirección. El Proyecto Institucional que diseñemos, innovando nuestras prácticas diarias, nuestras evaluaciones, nuestras formas de interactuar con ellos, con sus familias, con la sociedad en la que estamos insertos, despliega calidad educativa.

El texto precedente lo tomo de mi libro Articular para mejorar la calidad educativa. De Nivel Inicial a Superior, publicado en el año 2016. Y, lo comparto en este contexto 2020/2021, porque considero que los educadores no debemos renunciar a brindar igualdad de oportunidades para todos y cada uno, comprometiéndonos con un aprendizaje de calidad. Ratifico esta postura en la nota publicada por las agencias de la ONU, el 5 de octubre de 2020:

 

“…Ahora es el momento de reconocer el papel de los profesores para ayudar a garantizar que una generación de estudiantes pueda alcanzar su potencial, y de subrayar la importancia para el estímulo a corto plazo, el crecimiento económico y la cohesión social, durante y después del COVI-19”.