Liderazgo sin apellidos

Liderazgo sin apellidos

No importa la razón por la que lo hagamos, pero tenemos cierta “manía” de ponerle apellidos al liderazgo, de cierta manera pretendiendo crear una nueva mirada del mismo, que nos diferencie de las demás.

En muchos casos, se termina hablando de lo mismo y mencionando, a lo mejor con simples sinónimos, componentes, atributos, competencias, etc, etc, del estilo que queremos nombrar.,

Que tal si, simplemente, comprendemos que el liderazgo es uno solo y que, más bien la manera como lo queramos objetivar o aplicar a una realidad particular, es una aplicación y no una esencia diferente de su naturaleza que, como digo, creo que es única.

Así, podemos aceptar que no hay que pasar por veinte cursos de liderazgo situacional, disruptivo, diferenciador, consciente, democrático, participativo y no sé cuántas variaciones más, para comprender la importancia del liderazgo para la vida misma, el acompañamiento de personas, el direccionamiento de instituciones y cualquier otra realidad donde se requiera su manifestación.

Liderazgo sin apellidos es la invitación, a articular un modelo único y no cayendo en el error de ponerle tantos elementos que hagan casi imposible que alguien llegue a desarrollarlo. No. Se trata es de unir más que separar, integrar más que dividir. Vivir la unicidad a partir de lo simple, de lo común, de lo que todos necesitamos. Un único modelo de liderazgo que realmente haga posible su tránsito y su experiencia, pueta al servicio de…

Así, podríamos, por ejemplo, llegar a hablar de verdaderos planes de desarrollo que trasciendan el lugar donde me encuentre, porque estaremos hablando de lo mismo. Al fin y al cabo, el propósito de cada ser humano es uno solo y no depende de cargos, estudios, posiciones ni variables de poder. Ejercer la naturaleza humana, siendo, es el camino más sencillo y poderoso para llegara desarrollarse y expandir las posibilidades.

¿Utópico? No sé y quizás no me importa mucho si lo es o no. Es más un llamado a encontrar caminos comunes y no más divisiones que terminan siendo solo matices de la carta de colores, cuando los primarios son los mismos. Lo demás es y será secundario.

Lo quería decir y lo dije.