Inteligencia comunicativa para la construcción de redes eficaces

He querido compartir lo que he ido aprendiendo sobre comunicación con un post que tenía entre el tintero hace unos meses fruto de una de las tantas reflexiones a las que llego con mis estudiantes sobre el papel estratégico de comunicador en las organizaciones. La reflexión la publiqué en un tweet en Noviembre, no es propia, corresponde a una fórmula que leí en uno de mis libros de consulta*. Sin embargo, y como muchas ideas, hay que sacarlas de los libros, de las teorías y darles vida en nuestro diario accionar. ¡Inteligencia comunicativa!





En muchas de mis clases o charlas con colegas nos cuestionamos qué estamos haciendo los comunicadores para contribuir a la productividad, competitividad y en últimas, al éxito de las empresas, y por supuesto, al de su recurso más valioso, el capital humano. De alguna manera, yo siempre llego a esta conclusión: todo se centra en el individuo, el aprendiz, el profesional que por años se le ha exigido tener impecable redacción, ortografía y riqueza léxica, claro, esto habla muy bien de su nivel cultural, de su profesionalismo, etc. No obstante, a los comunicadores no se les enseña a escuchar, a ser asertivos, empáticos, a abrirse camino en la complejidad de la red de relaciones que necesita para triunfar con liderazgo e inteligencia emocional.

La academia sigue empeñada en entregar paquetes de datos y “conocimiento” al estudiante que se hace profesional alimentando su intelecto pero no desarrollando habilidades que le permitan ser una mejor persona, de alto desempeño y competencia social que contribuya positivamente a la sociedad para transformarla, replantearla si es necesario con ética y responsabilidad social. Estoy segura que en muchas ocasiones hemos conocido personas muy “brillantes” pero con poca empatía y capacidad para concretar sus metas porque no saben relacionarse inteligentemente con las personas.

LA FÓRMULA EN POCAS PALABRAS
Sin profundizar en cada variable, todos reconocemos a Daniel Goleman como el padre de la Inteligencia Emocional (IE) que no es otra cosa que tener “la habilidad de manejar y controlar nuestras propias emociones y nuestro potencial interior para mantener relaciones positivas”. Sin más ciencia, la IE, basada en el autoconocimiento, la autorregulación y la motivación, permite al líder, al comunicador, a Usted, vivir en coherencia, como siempre lo he dicho y he insistido en ello, le permite sentir, pensar y actuar coherente y asertivamente en determinadas situaciones que requieren un alto control de sus emociones.

Por otra parte y aunque son varios los autores que han hablado de la Inteligencia Social (IS) podríamos mencionar a Throndike, al mismo Goleman y a Howard Garner, más reconocido por las famosas inteligencias múltiples. Sin ir más allá, la IS refiere a la habilidad para relacionarse e interactuar con los demás y el entorno de manera que podamos convivir y construir de manera sana y colaborativa. En otras palabras, lo que promulgamos muchos como aprendizaje y construcción colaborativa, participativa, donde realmente lo colectivo se destaque y la responsabilidad social y nuestro compromiso como ciudadanos cobre sentido. Aquí en esta categoría también aplica, el saber elegir las personas con las que trabajamos; sin duda una persona tóxica no será una buena decisión a la hora de sacar adelante proyectos dentro o fuera de la organización, en nuestras vidas, en la relación de pareja, etc.

Finalmente, la explosión de la tecnología y de la comunicación mediada por las TIC ha logrado reducir en gran medida la comunicación interpersonal; cada vez hablamos menos por teléfono, nos vemos menos y en cambio un chat, un email o un mensaje en una red social se volvió el día a día, incluso dentro de las organizaciones. La Inteligencia comunicativa en este escenario cobra un mayor sentido en ese ejercicio necesario y estratégico de construir redes (CR), de cerrar negocios, de comunicar y motivar al capital humano. El reto del comunicador acá es mayúsculo cuando se trata no solo de ser meramente informativo, sino que sea un integrador de procesos y objetivos que maneje con inteligencia y asertividad la identidad y reputación organizacional, que sea un relacionista de públicos con resultados gana-gana que favorezca a la organización, a los grupos y al individuo.

El comunicador organizacional es por excelencia un líder integrador que sabe aplicar la fórmula IC=IE+IS*CR, ah y si les sirve de paso, un buen Community Manager o estratega social media debería aplicarla también