Cinco pasos para no equivocarte en quien delegas

Si decides otorgarles poder a algunas personas, porque necesitas delegar responsabilidades, muéstrales que lo que deseas que ellas hagan está en consonancia con sus valores personales y, además, crees que ciertamente están capacitadas para hacerlo.

Cuando tengas una tarea compleja que delegar y se te presenten algunas dudas, antes que nada te recomiendo tomar en cuenta los siguientes 5 pasos indicados más abajo. Estoy seguro que, como a muchos otros gerentes que se han acostumbrado a usarlos como rutina en su toma de decisiones, estos te resultarán muy útiles en el momento de la verdad.

Asegúrate que, en quien delegues, tenga las competencias necesarias. Sabes que cualquier persona en la que decidas delegar necesita tener un nivel mínimo de conocimientos, competencias y destrezas para hacer lo que esperas de él. Lo que debes tener en cuenta es en no basarte en “darle la oportunidad y soñar que podrá hacerlo solo porque crees en ella”. Eso no es delegar, es sacarse de encima una tarea molesta. Acuérdate que uno tiende naturalmente a delegar “lo que no le gusta hacer”, “lo que no sabe hacer”, o lo que “no quiere hacer”, así que asegúrate que esa persona está preparada para asumir la responsabilidad y responder por lo que le delegarás.

Cerciórate de que la persona siente satisfacción por lo que tiene que hacer y que ello esté de acuerdo con sus propios valores. Asegúrate que la persona en quien delegarás percibirá por ello una clara satisfacción en lograrlo porque coincide con sus propios valores.

La confianza que sienta en sí misma la persona en la que delegas será fundamental para que ella resuelva lo que le pides. Para ello tiene que creer que la satisfacción de los valores se convertirá en realidad como consecuencia de su acción. En este aspecto, que la persona en quien delegas, sienta la confianza que le tienes, será crítico para el logro.

Procura comprender qué es lo que la persona percibe que le costará realizar la tarea. Siempre que se le pida a una persona que haga algo, probablemente perciba que hay un costo asociado a ello en términos de tiempo, energía u oportunidad. Ten en cuenta que esta percepción puede ser diferente a la tuya. Si ella percibe que el costo es muy alto, será conveniente conversar sobre el tema ofreciendo a la persona un mayor control respecto a lo que tiene que llevar a cabo.

Ten en cuenta que el riesgo que pueda sentir la persona en cuestión, estará relacionado con la percepción que tenga de una posible pérdida. Esto no es sencillo de identificar porque surge de los propios miedos y/o experiencias que haya tenido. Una manera de minimizar la percepción del riesgo es ver de qué forma pueden distribuir las tareas que quieres asignarle, entre otras personas. Obviamente que antes de generar esa complementariedad con otras personas, deberás haber evaluado el real costo beneficio de esa distribución.

Conclusión
Más allá de saber delegar, es importante tener seguridad de que quien recibe la responsabilidad está en condiciones de responder en forma segura. Esto que puede parecer una verdad de Perogrullo, no es tan así en la realidad, dado que son muchos los gerentes que —presionados por las urgencias— saben que están delegando con un alto riesgo. Este sencillo protocolo de acción, ayuda a saber cuál es el riesgo eventual y procurar resolver la situación antes de se transforme en un problema.